¿Qué hay más triste que hablar con tus amigos a las once y media de la noche, que te digan que quedais en una hora en el centro para salir, que tú pienses "mm, ya estoy arreglada, pero como me duele un poquito la espalda me voy a tumbar en la cama media hora y luego salgo de casa", que te despiertes con la luz encendida, encima de la cama, con las converse y todo puestas, que cojas el móvil y tengas quince llamadas perdidas de tus amigos, mires la hora y sean LAS SIETE DE LA MAÑANA, y encima notes que los ojos te arden hasta morir, porque claro, llevabas las lentillas puestas cuando te quedaste dormida?

Lo más triste es mandar un mail a tus amigos al día siguiente con un postdata al final que diga "lo sé, me merezco la úlcera corneal que, seguro, voy a desarrollar."