Aquellos a los que le gusta escuchar música triste podría ser, en realidad, adictos a una hormona, la prolactina, segregada por el cuerpo, que viene a servir como calmante de la pena. Esta es una de las hipótesis que maneja David Huron, investigador de la Escuela Estatal de Música y Centro para la Ciencia Cognitiva de Ohio, que tomó muestras de sangre en su laboratorio de distintos sujetos mientras escuchaban música triste y música alegre o no escuchaban nada. Según Huron, la prolactina -habitualmente asociada a la lactancia y el embarazo- vendría a ser "como la madre naturaleza abrazándote, consolándote y diciéndote 'vale, vale, está bien'". Cuando se vive una experiencia dolorosa, la prolactina evita que la pena se vaya de las manos.
17 de marzo de 2011. Heraldo de Aragón.
17 de marzo de 2011. Heraldo de Aragón.
1 comentario:
Conozco a varias personas prolactinadictas :P
Publicar un comentario