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lunes, 14 de marzo de 2011

A mí nunca me había gustado especialmente París.

Publicado por starlights en 12:02

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Las guías de viajes, recibir un mail de un amigo del que hace mucho que no sabías nada, pasar horas en la sección de fotografía de las tiendas de electrónica, descubrir un nuevo grupo que merezca la pena, las fresas con azúcar para merendar, los libros de Javier Marías, pasear por Madrid, los pequeños detalles que nadie más ve, la sonrisa de un niño pequeño que se te queda mirando en un paso de cebra, un buen enfoque, los bolígrafos de colores que ya no caben en el estuche, los helados de stracciatella, todo el merchandising de mafalda, una cervecica en nuestra taberna, un abrazo bien dado, los siempre presentes miedos al futuro, el autobús cuando llega puntual a tu parada, los ataques de risa en los lugares menos apropiados, el valor para marcharse y el miedo a llegar, el sol de invierno que entra por la ventana, la escena de la moto en Goodbye Lenin, la colección de postales, unas zapatillas desgastadas de tanto caminar y las ganas de gritar bien fuerte las palabras que todavía me falta encontrar.

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