Me puse mi mejor vestido y me vestí con mi mejor sonrisa. Luego todos empezaron a bailar y nosotros nos dejamos caer sobre la pared de piedra, derrotados. Nos escapamos y empezamos a beber de pie en la barra del bar: una cerveza, una historia, otra cerveza, una risa. Hasta que el camarero nos echó y empezamos a caminar hacia ningún lugar, bajo la lluvia, peleándose nuestros acentos.
Llevo pensándolo todo el día: No te vayas. Y si te vas, llévame contigo. Quiero montarme en ese avión.
1 comentario:
:( Yo también odio los aviones que se alejan.
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